miércoles, 30 de marzo de 2016

Relato (¿Por qué has tenido que ser tan mala?)


¿Por qué has tenido que ser mala?

El día había llegado: Llevaba tiempo planificándolo y por fin se le presentaba una magnífica oportunidad para llevar a cabo sus planes. ¿Desde cuándo esperaba aquella ocasión? Hacía mucho, mucho tiempo. Hoy las circunstancias propiciadas por él le conducían a la tan deseada libertad. Miró a través de la ventana, el día era magnífico. Pronto llegarían los invitados con sus hijos para participar en aquella especie de competición que había organizado con el sólo fin de perpetrar su crimen. Sí, su crimen. Era consciente de que iba a matar y matar a su esposa; la madre de sus dos hijos. 


El hombre de mediana edad de cabello blanco en las sienes, aún con el pijama puesto, miraba a través del ventanal la piscina que con tanto esfuerzo había podido construir en el jardín.
¿Cuándo empezó aquella idea a abrirse paso en su cabeza? No lo recordaba. ¡Hacía tanto! Desde que se enteró que su mujer le había sido infiel. Es cierto, pensaba, que aquello pasó y aparentemente quedó aclarado y zanjado. Pero eso sólo era lo que él dejaba entrever. En realidad nunca perdonó. Quizás debería haberlo hecho, él no era un dechado de perfecciones. Quizás su mujer se sintió muy sóla, abandonada...Hizo en gesto con la mano derecha como espantando aquellos pensamientos que interferían en su decisión. No! No había excusa. Ya estaba más que pensado. No daría marcha atrás.


Pensaba en el dolor que durante tanto tiempo sufría. No podía librarse de los celos que le comían por dentro. Había sabido engañar a todo el mundo. Su matrimonio era el matrimonio perfecto. Siempre juntos a todas partes, solícitos el uno hacia el otro compartiendo todo, todo. Pero no, no era así; cuando llegaba la noche y la oscuridad era su cómplice dejaba ir la tensión acumulada durante la jornada. Miraba a su esposa durmiendo y tenía que hacer un esfuerzo para no estrangularla. ¡¡Nooo!! Aquella no era la manera -se decía- ya llegará tu oportunidad. Y luego tenía que conformar a aquellas personas amigas, aquellas voces que le decían que lo hiciera ya! ¿A qué esperas? ¿No ves que es una puta? Las putas han de morir. ¡¡Mátala, mátala!! Entonces con gran esfuerzo se enfrentaba con ellas y les decía que no era el momento, que tuvieran paciencia, que llegaría la ocasión. Y la ocasión había llegado.


Llegaron poco a poco los invitados. El día era perfecto, los niños reían como locos en el jardín; mientras, en su cabeza sólo había una cosa... 
Todo estaba listo. Pediría a uno de sus amigos que le acompañara a buscar a su esposa que se estaba retrasando. Ambos subieron al piso superior. La puerta de la habitación de ella estaba entreabierta. Entraron sin llamar y lo que apareció ante sus ojos les dejó helados. Ella se encontraba colgando del techo con una cuerda alrededor de su cuello, los ojos desorbitados y un espantoso pedazo de lengua colgaba de su boca.
Un suicidio. Parecía enteramente un suicidio. Había triunfado. Sin embargo mientras la observaba, no dejaba de preguntarse mentalmente: ¿Por qué has tenido que ser mala? ¿Por qué, por qué?


Llamaron a la policía y esperaron a que llegara el forense para bajar el cuerpo. Nadie entendía nada,. ¿Qué motivos podía tener para suicidarse? Era el resultado de la autopsia que le practicaron: Suicidio.
Todo ha salido a la perfección, se decía. Las voces amigas le habían dicho cómo proceder para no dejar la más mínima huella de que aquello era un asesinato, no un suicidio.
Ahora después de algún tiempo, volvían a la carga, no le dejaban en paz. Ahora le decían que aquellos niños, sus niños, también debían ser sacrificados, eran los hijos de una puta asquerosa.  

Montse G.

miércoles, 16 de marzo de 2016

¿RACISMO O MÁS COSAS?

Ayer vi con horror una noticia que me revolvió las tripas. Son esos momentos en los que una se pregunta si pertenecer al género humano no será algo despreciable. ¿Cómo es posible que haya personas que sean capaces de protagonizar hechos tan denigrantes? 

Unos hinchas holandeses que venían a ver jugar a su equipo de fútbol, protagonizan un acto de humillación racista hacia unas mujeres indigentes, rumanas, que pedían limosna en la Plaza Mayor (Madrid).

En las imágenes de TV se observaba como tiraban monedas a las mujeres y estas corrían de un lado a otro disputándose aquellos céntimos, entre la risa de esta gente, que al parecer les llegaron a lanzar incluso pedazos de pan.

La indignación y la vergüenza que siento es indescriptible. 

Sólo espero que se tomen medidas y la Fiscalía correspondiente actúe contra estos aficionados.

Montse G.


AROMA DE CAFÉ

A partir de esta primera frase, facilitada por un amigo. Gracias.

El aroma de café, evoca recuerdos que la memoria guarda de las tardes tranquilas alrededor de una taza humeante.

El recuerdo de la voz inigualable, única,
se entremezcla con el sonido lejano
de unos niños jugando en el patio de una escuela
y el olor del café recién hecho.
La mirada serena en los ojos tiernos...la sonrisa...
Y otra vez tú, preguntando: ¿Hoy quieres leche en el café?
La tarde insinúa, sugiere...
Y los recuerdos pierden el pudor y vienen despojados, desnudos...
Más que nunca, este aroma invade y alimenta sentires.
La mente añora y el cuerpo se goza en lo imposible.
Se compadece la tarde que acaricia el alma
y cierra los ojos en un letargo placentero.
Los anhelos revolotean y mil besos llegan en el viento.
Besos que envuelven reminiscencias pasadas
y dejan sabor rosado de caramelo de feria.
Como sonrisas de niños descalzos
por la arena de una playa cualquiera.
Como la paz del recién nacido, desparramado,
satisfecho, embriagado...
en la intimidad de los pechos de la madre.
Aromas de jazmín . Ausencia inexcusable.
Pero todo vuelve a su cauce...
Los ruidos aparecen de nuevo.
La tarde tranquila se va, se pierde,
y con ella el brillo de los sueños.
Luego, más tarde, cuando las tinieblas reinen,
volverán de nuevo a colarse por las rendijas del cuerpo.

Montse G.