domingo, 16 de agosto de 2015

Vacances fins al setembre (Vacaciones hasta septiembre)

Per tu retorn... de Maria Mercè Marçal 
(Canta Marina Rossell)



Per tu retorn (Maria Mercè Marçal)


Per tu retorno d'un exili vell
com si tornés d'enlloc. I alhora et sé
terra natal, antiga claror meva,
i l'indret on la culpa es feia carn.

Retorno en tu, per tu, a l'espai cec
d'on vaig fugir sense poder oblidar;
desig sense remei, ferida arrel
arrapada, clavada cos endins.

Per tu retorno d'un exili vell,
refugi contra tu, des d'on trair
la primera abraçada i on triar,
des de l'enyor, l'escanyall d'unes mans.

Retorno en tu, per tu, al vell jutjat
sense horari ni nom, fosa en la pell
dels teus camins que em coneixen la pell,
closa en els ulls que ja gosen fitar
el teu esguard, com si tornés d'enlloc.


Me gustaría traducirla, es un bello poema, pero creo que no sabría darle el verdadero sentido que le quiso dar Maria Mercè.

Más información en: http://www.cancioneros.com/co/882/2/la-poesia-cantada-de-maria-merce-marcal-por-carles-gracia-escarp

martes, 4 de agosto de 2015

Poema XII. (Pablo Neruda)



Teresa, una preciosa amiga me dio a conocer este "Poema XII" de Pablo Neruda. Forma parte de sus "Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada"
Y digo que me lo dio a conocer, porque seguramente, ya lo había leído pero no lo había sentido.

Gracias Teresa.


Poema XII (Pablo Neruda)

 Para mi corazón basta tu pecho, 
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.

Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.

He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto como un viaje.

Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.




domingo, 2 de agosto de 2015

RELATO: Nebulosas en la mente.



Estaba confundido y alterado. Se había levantado así aquella mañana, y esto le venía ocurriendo últimamente con una cadencia de días. A veces, este estado podía tardar semanas en aparecer. Bastante preocupado, se iba haciendo preguntas para las que no encontraba ninguna respuesta. 
Era un hombre de mediana edad, aún podría decirse que era joven. Al menos así se había sentido hasta hacía poco tiempo. Ahora, desde que aparecieron estos estados de confusión ya no sabía qué pensar. Se dirigió al aseo, y se miró en el espejo con detenimiento. 

Era él, el de siempre, pero el espejo le devolvía una imagen que no acababa de reconocer. Su semblante... Sí, era eso...su semblante había cambiado. Él, era un hombre alegre. Por las mañanas se levantaba feliz, cantaba en la ducha y besaba a su esposa como si fuera la primera vez que ella amanecía a su lado. A pesar de no haber tenido hijos eran la pareja ideal. Se amaban y se bastaban el uno al otro. Compartían gustos y aficiones. 
Esta coincidencia, había hecho que pasados los primeros tiempos de apasionamiento amoroso, su relación se hubiera ido transformando en algo fuerte y duradero, habían llegado a una compenetración tal, que incluso cuando se encontraban en público, se entendían con una sola mirada, y llegaban a reír de la misma cosa sin necesidad de palabras.
Su mirada seguía fija en el espejo. Hoy, el espejo le devolvía un semblante, triste, envejecido, crispado, confuso...Era temprano, decidió encender la televisión y distraerse un poco con las noticias del día. 
Desde la pantalla aparecían imágenes de un volcán en erupción en el sur de Chile. Se quedó impresionado por la catástrofe, oyendo cómo el periodista acompañaba con su relato las imágenes sobrecogedoras.
Debía darse prisa, el trabajo esperaba y el reloj siempre implacable, apremiaba; últimamente, solía llegar tarde cuando su mente le jugaba aquellas malas pasadas. Especialmente hoy, se sentía incapaz de lo más rutinario: Ducharse, vestirse, desayunar y salir a la calle. Le invadió una gran desazón... 
Cruzó la distancia que le separaba de la ventana que daba a la gran avenida. Descorrió las cortinas, y dejó que su vista vagara sin destino por encima del movimiento humano que empezaba a invadir las calles...


Montse. G.